Exposición de niños, niñas y adolescentes al marketing digital de alimentos y bebidas en Argentina

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Desde un enfoque basado en los derechos, se destaca el rol de la comercialización de alimentos y bebidas dentro de las causas de las crecientes tasas de obesidad infantil alrededor del mundo, por ello es importante analizar y discutir la medida en que niños, niñas y adolescentes (NNyA) están expuestos a alimentos poco saludables a través del marketing y contribuir en la categorización de los alimentos como “saludables” o “no saludables”, en función de su perfil nutricional, con el objetivo de facilitar y garantizar el acceso de la población a la información sobre el contenido real de energía y nutrientes de los productos que consume, advirtiéndoles respecto al contenido excesivo de nutrientes críticos por el impacto que éstos tienen en su estado nutricional y de salud.

En ese marco, UNICEF Argentina realizo una investigación con el objetivo general de identificar y caracterizar las prácticas de marketing digital que están utilizando las principales empresas de alimentos y bebidas no saludables para dirigirse a NNyA, para evaluar su nivel de exposición.

El exceso de peso de NNyA en Argentina

La malnutrición por exceso, en particular el sobrepeso y la obesidad infantil, crece a un ritmo alarmante. En Latinoamérica y el Caribe, estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) muestran una prevalencia del sobrepeso en niños y niñas menores de 5 años de 7,3%; por otro lado, estiman que, de mantenerse la tendencia actual, en el 2030 la proporción de población adulta con obesidad en esta misma región aumentaría a un 30%. A nivel nacional, los resultados de la 2° Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2), realizada en 2018, reflejan que el exceso de peso, indicador que suma el sobrepeso y la obesidad, tiene una prevalencia de 13,6% en niños y niñas menores de 5 años, y de 41,1% entre NNyA de 5 a 17 años.

Por otra parte, la 3ª Edición de la Encuesta Mundial de Salud Escolar (3ª EMSE)4 aplicada a estudiantes secundarios de la Argentina muestra que dentro del grupo etario de 13 a 15 años hubo un incremento sostenido en el sobrepeso, que alcanzó casi 10 puntos porcentuales desde la realización de la primera edición (24,5% EMSE 2007; 28,6% EMSE 2012 y 33,1% EMSE 2018), mientras que los valores correspondientes a obesidad llegaron casi a duplicarse con relación a la primera edición (4,4% EMSE 2007, 5,9% EMSE 2012 y 7,8% EMSE 2018).

Como señalan distintos estudios, el incremento en los niveles de exceso de peso registrado en la población no tiene como causante exclusivo problemas de conducta individual, sino que responde a estímulos de entornos no saludables que propician el consumo de productos ultraprocesados con exceso de azúcares, grasas y sodio, y de bajo o nulo valor nutricional.

Existe suficiente evidencia acerca del rol clave que el marketing de productos ultraprocesados tiene en la construcción de entornos no saludables. Se argumenta que la exposición a la publicidad de estos alimentos y bebidas aumenta sus niveles de ingesta en niños y niñas, influye en sus decisiones de compra y de sus familias, y condiciona sus hábitos alimenticios.

El informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe (2018) de FAO, OPS, WFP y UNICEF afirma que es perfectamente posible transformar los sistemas alimentarios para garantizar una mejor alimentación para todas las personas, de forma más sostenible y adaptada al cambio climático. Se propone trabajar para mejorar los entornos, de manera tal que faciliten el acceso a alimentos sanos y fomentar prácticas que ayuden a las personas a tomar decisiones de consumo más informadas y responsables.

Las nuevas tecnologías abren nuevos caminos, posibilitan descubrir nuevos mundos y conectarse con los que están lejos, y permiten acceder a una información que los medios de comunicación muchas veces soslayan. Pero también son fuente de nuevas maneras de desinformación y desencuentro. Cuando se entrega a los niños, niñas y adolescentes un dispositivo electrónico (celular, tablet, computadora, etc.) se les está dando acceso a un mundo de contenidos generados por emisores diversos con fines específicos que, sean comerciales o no, poseen gran pregnancia y poder, y pueden impactar negativamente en sus hábitos, incluida la alimentación.

El problema no es la tecnología sino la ausencia de supervisión y acompañamiento por parte de los adultos; sin embargo, hoy la mediación tecnológica es una realidad ineludible que llegó para quedarse.

Un primer paso es implementar un sistema de clasificación de alimentos más claro, simple y práctico para que toda la sociedad pueda internalizarlo. En el presente el modelo de perfil de nutrientes de la OPS es el que registra mayor consenso entre los expertos y los organismos cuyo objetivo es investigar y colaborar en el diseño de políticas públicas en materia de salud. Pero algunos actores que representan a la industria alimentaria lo rechazan por considerarlo estricto o carente de fundamento científico. Sin embargo, sus defensores recuerdan que este modelo en particular está pensado para ser aplicado a alimentos procesados y productos ultraprocesados.

En este sentido, el sistema de etiquetado frontal propuesto en el Proyecto de Ley de Promoción de la Alimentación Saludable considera los mejores estándares: etiquetado frontal de advertencias, con sistema gráfico de octágonos negros y sistema de perfil de nutrientes de la OPS; en línea con las recomendaciones de UNICEF y otras agencias de Naciones Unidas (FAO, OPS). Además, dicha ley se acompaña de un paquete de restricciones para la publicidad, promoción y patrocinio de alimentos y bebidas considerados no saludable, por contener una cantidad excesiva de nutrientes críticos, como así también propone el mejoramiento de los entornos escolares (condicionando qué alimentos se pueden comercializar, ofrecer, publicitar, etc. en los establecimientos educativos; como así también incluyendo educación alimentaria nutricional en el sistema educativo nacional).

La ventaja de este sistema es que, además de limitaciones para la industria, contribuye a generar conciencia respecto de la composición real y los efectos del consumo excesivo de estos alimentos y productos, lo que deriva en mayor conciencia al momento de tomar decisiones de compra, como ocurrió con el cigarrillo, y mayores cuestionamientos éticos sobre la manera en que se presentan esos productos.

Se debe alentar a la industria de alimentos y bebidas, y a las agencias de publicidad, medios, influencers y comunicadores que tienen vínculo con ellas a establecer buenas prácticas que vayan más allá de lo exigido por la regulación, incentivando a un debate ético que genere responsabilidad cooperativa dinámica y continua por parte de los responsables del contenido digital.

Por otra parte, las regulaciones tienen que estar acompañadas de la formación de las madres, los padres, cuidadores, las y los docentes y todo adulto involucrado con NNyA para que tomen conocimiento acerca de este universo online dándole la debida relevancia y no subestimándolo. Es necesario trabajar en la educación digital generando conciencia y reduciendo la brecha generacional.

Recomendaciones:

  • Reforzar la educación y la concientización sobre alimentación saludable
  • Contribuir a la transformación de contenidos ya existentes en otras iniciativas, como la Guía de Entornos Escolares Saludables, en herramientas digitales de enseñanza y reflexión sobre el tema a fin de garantizar el acceso a información confiable cuando NNyA realizan búsquedas.
  • Trabajar en la educación digital generando conciencia y reduciendo la brecha generacional en población adulta.
  • Es fundamental que las madres y los padres también conozcan el funcionamiento de las plataformas y los dispositivos para poder asesorar mejor a NNyA. Las campañas educativas pueden aprovechar material disponible en las diferentes plataformas.
  • Participar junto a las plataformas de la moderación o denuncia de contenidos.

Te invitamos a leer la investigación completa realizada por UNICEF Argentina (enlace)

Fuente: UNICEF